domingo, 25 de septiembre de 2011

ENTRADA 19

La cosa esta extraña, las calles están desiertas, los telediarios tratan de forma habitual las revueltas y brotes violentos que se han estado sucediendo en casi todo el mundo. Hemos oído un par de chillidos que venían de las casas de dos calles más arriba que se han apagado con un estruendoso golpe metálico, después nada.

Uno de los libros que tenemos cuenta un poco los resultados y efectos secundarios de algunas de las muestras que se han desarrollado en el laboratorio, creo que este nos lo ha colado Juan para que sepamos a que podemos enfrentarnos. Son de lo más variopinto, desde lo más usual y normal como vómitos, fiebres, diarreas, mareos llegando a algunos muy extremos y asquerosos como un desarrollo muscular hipertrofiado llegando a reventar los músculos desgarrando la piel, hemorragias internas que acaban saliendo por todos los orificios del cuerpo, pústulas, heridas hemorrágicas, tejido muerto y así un sinfín de efectos tremendamente inquietantes.

Lo que más llama la atención es lo que se busca con esto, evitar que un soldado sienta dolor, cansancio o arrepentimiento ante acciones de extrema violencia. Esto hace que un soldado pueda llegar a sentir un ansia de sangre desatada y necesite matar para relajar la sensación.

Hay una prueba de campo en la que se inyecto un compuesto en uno de los soldados de una unidad de ocho efectivos, al cabo de veinte minutos tres de ellos estaban contagiados por compartir la cantimplora, a los treinta minutos los cuatro sujetos contagiados atacaron a los otros cuatro efectivos ya que necesitaban acción y sangre, “sacado de las conversaciones entre ellos” pone a pie de página, y decidieron descuartizarlos mientras dormían. A las dos horas llegaron al objetivo y realizaron una autentica masacre, no especifica el numero ni tipo de bajas.
Volviendo al campamento, sintieron una furia insostenible que provoco que se mataran entre ellos dejando a un solo superviviente que en setenta y dos horas murió por hemorragias internas atado a una camilla en el helicóptero que le trasladaba al hospital militar.

Pone la piel de gallina pensar que el ser humano sea capaz de provocar todo esto.

Un nuevo golpe nos ha sacado a ambos de la lectura, esta vez ha sido en la calle de al lado, hemos abierto un poco las persianas para mirar y hemos visto pasar un grupo de tres personas corriendo seguidos de dos más que parecían tener sangre en la ropa y gritaban como posesos, los chillidos se han ido alejando y no sabemos que habrá pasado. Parece que la epidemia ha llegado a nuestra casa, tenemos las armas preparadas y las perras están bastante nerviosas.

Como he dicho, parece que en la televisión, a pesar de seguir con la programación normal de series y películas, los telediarios tratan el tema como “disturbios focalizados graves” con algo más de preocupación tratando de informar lo mas posible, recomendando no salir de casa a partir de las 18.00 horas y evitando lugares muy concurridos.

Internet funciona y estamos conectados con el laboratorio, las bases de datos están todas cerradas y solo tenemos acceso a una especie de chat entre los trabajadores. Algunos dicen que están desesperados, no aguantan encerrados en casa y los disturbios son cada vez más frecuentes cerca de sus hogares, otro dice que un familiar suyo que vive en Israel ha oído decir que se está preparando una muy gorda aprovechando la coyuntura que estan provocando estos disturbios cada vez más frecuentes, otro que está en Sudamérica, no ha puesto el país, cuenta que los militares están disparando contra los violentos, aquello parece una guerra civil.

Aquí seguimos, algunos ruidos más, gritos y nosotros vigilando por la ventana, de momento no atraemos la atención, veremos cómo pasa esta noche.

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