jueves, 15 de septiembre de 2011

ENTRADA 13

Era demasiado bonito para ser cierto, después de tres días de visitas por Londres no pudieron evitar llamarme al teléfono de emergencias. No sin el previo cabreo por parte de los dos por tener que cortar una visita al British Musseum. Cogí el teléfono secamente.

-¿Sí, quién es? - traté de que se notase un tono de molestia absoluta con respecto a esa llamada.

-¿Borja? Soy Juan perdona que te llame y no desde mi móvil. - Me dijo con voz de culpa. - Tenemos un grave problema aquí y necesitan que te pases por los laboratorios de Londres lo antes posible.

-Joder, estoy en plena visita - dije cabreado.

-Lo entiendo y ya me gustaría no haber tenido que llamarte - me dijo con voz apagada - ¿tienes todos los documentos de identificación encima?, pasaporte, DNI, tarjeta del laboratorio, los billetes de avión... - ese cambio de tema radical me dejó fuera de juego.

-Los billetes de avión no, están en el hotel - respondí sorprendido.

-Antes de ir al laboratorio pasa por el hotel a por ellos - un largo silencio - por si acaso...

-Juan, ¿qué pasa? Me estás dando miedo.

-Te lo contarán allí - se notaba que trataba de terminar la conversación - trata de ir lo antes posible. - Colgó.

Cuando se lo dije a Merche lógicamente se cabreó, pero cuando vio mi cara de preocupación entendió que no quedaban más cojones y nos teníamos que ir de allí. Ni yo pensaba dejarla sola ni ella quería estarlo.

El viaje al hotel fue corto, pero los pensamientos no dejaban de pasar por mi cabeza, ¿qué demonios habrá pasado? ¿Habría vuelto a haber disturbios? ni idea. Al llegar subimos rápidamente a la habitación, cogimos toda la documentación del viaje, cerré las maletas como pude mientras Merche daba un último vistazo y bajamos a la consigna.

(Comentaros que hasta aquí lo he escrito yo antes de salir de la habitación, lo siguiente lo irá poniendo Merche según van sucediendo las cosas y de lo que se pueda enterar)

-¿Le importaría que dejásemos las maletas en consigna en lugar de en la habitación? - Le preguntó Borja al gerente del hotel. - Ha pasado algo en mi trabajo y tengo que irme rápidamente a una reunión y como no sabemos qué pasará preferimos que las tengan a mano por si nos las tienen que enviar de algún modo. - Mientras terminaba su frase dos tipos totalmente trajeados y con pinganillos en los oídos se acercaron a la recepción.

-No habrá problema en absoluto míster Laita - dijo uno de ellos dirigiéndose a Borja - de hecho pueden llevarse las dos maletas con ustedes si lo prefieren. - Dijo señalando un coche que nos esperaba fuera mientras le mostraba una identificación de los laboratorios donde trabajaba, pero de su filial inglesa, y el otro hombre se identificaba como de la Interpol.

-Ella viene con nosotros, por supuesto - dijo Borja sin separarse de mi mientras me agarraba fuertemente de la mano.

-Por supuesto, no pensamos dejarla aquí. - Le respondió el hombre de la Interpol

Joder, la Interpol, estaba cayendo ahora mismo, uno de los organismos de seguridad mundial más potentes estaba delante de nosotros y nos trataban como si fuéramos personas de lo más importante. Se me hizo muy raro y a la vez me dio muchísimo miedo.

En treinta minutos llegamos a una nave a las afueras de Londres, no sabría identificar donde. Varias personas nos esperaban en la puerta, pude ver que había una docena de soldados británicos acompañados de cinco personas con batas blancas.

-Bienvenidos a las instalaciones de XXXXX en Londres - dijo un hombre mayor con cara de haber estado trabajando desde hacía siglos sin parar - espero que no les haya supuesto demasiado problema tener que acudir y que nuestros compañeros - señalando a los hombres trajeados que nos acompañaban - no les hayan molestado.

-Hombre, no es agradable que te corten las vacaciones pero que le vamos a hacer cuando te invitan tan amablemente... - respondió Borja estrechándole la mano con desgana e ironía en sus palabras.

-Le entiendo perfectamente. - Respondió con una media sonrisa mientras me saludaba y nos invitaba a entrar. - Imagino que usted es la que mas disgustada debe estar.

-No se imagina cuanto - respondí con visible cara de cabreo. No me ando por las ramas cuando me molestan y Borja lo sabe, lo confirma con su mirada con una sonrisilla cómplice.

Pasamos un pequeño control, rutinario según ellos, y nos metieron en una sala de reuniones. Allí hicieron que me sentara unos sitios alejada de ellos y le plantaron un par de ordenadores portátiles en frente mientras una serie de personas se interesaban por mis necesidades y mi estado, preguntando si necesitaba algo, atendiéndome servicialmente.

-Por favor - comenzó a hablarle uno de los científicos de la sala - conéctese con el laboratorio de España, con el nuestro y abra una conferencia de video con el doctor Montero. - solicitó amablemente.

Supuse que Borja se conectó con España a través del equipo que tenía en frente para poder sacar informes. Un hombre de unos treinta y cinco años estaba a su lado informándole de cómo conectarse con sus servidores de datos mientras que con el otro portátil comenzaba con las invitaciones para la conferencia de video.

La luz hizo un raro, parecía como si nos fuéramos a quedar sin ella en breve. Le hice un gesto a uno de mis "guardaespaldas" que a su vez se lo comentó a los científicos de la sala, uno salió corriendo como un loco con cara aterrada mientras los que nos rodeaban se comenzaban a poner nerviosos.

- Rápido, antes de que pase algo con la luz, saque el informe d

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