jueves, 6 de octubre de 2011

ENTRADA 30

La luz cada vez está peor, por las noches a penas hay corriente y a lo largo del día los cortes son aleatorios. He decidido escribir las entradas en un Word y en cuanto vea la posibilidad de tener conexión a Internet copiar y pegar directamente.

Decidimos ir a buscar a la hermana de Merche, estuvimos descansando por la noche y por la mañana estuvimos en la calle de enfrente de casa vigilando. Estuvimos atentos a los ruidos, fuimos comprobando puertas de bloques, observando los pisos y chequeando lo que podíamos de las parcelas de chalets, sobre todo los que tienen las ventanas abiertas, rotas o las persianas subidas. Así toda la mañana, nos hemos encontrado ni oído nada de mención, parece que estamos totalmente solos, por lo menos en los edificios que tenemos cerca, pero nos estamos tratando de mentalizar, la calma puede ser engañosa, no tenemos que dejar de estar alerta.

Se ha vuelto a oír un helicóptero y creemos que han pasado dos trenes, uno en dirección Madrid y otro en dirección Ávila, estamos pensando en acercarnos a las vías y comprobar estos trenes, tenemos que salir a una calle principal con chalets a cada lado, sería un punto de seguridad porque hay bastante espacio en la calle y las vallas suelen ser altas, pero lo que me preocupa es que en el noventa por ciento de los chalets hay uno o dos perros. Teniendo en cuenta lo que vivimos hace días, puede producirse una situación realmente peligrosa.

Es una tontería, pero hemos vuelto a escuchar cantar a los pájaros, es curioso la sensación de seguridad que trasmiten, oírles cantar tranquilamente en los arboles y verles volar cuando nos acercamos es algo que no te das cuenta de que ha estado faltando hasta que lo vuelves a vivir. También hemos visto un par de gatos, la verdad que cuando han saltado de unos contenedores nos hemos quedado helados y estamos dispuestos a abrir fuego pero al ver que han huido cuando nos han visto ha sido muy relajante, sensaciones de normalidad estamos viviendo, si no fuera por lo "muerta" que esta la calle podríamos decir que estamos viviendo una llegada del Otoño normal.

Mi herida del hombro está comenzando a cicatrizar bien, la pasta coagulante que cogió Merche de la farmacia, las limpiezas con suero y yodo le hacemos y que no he tenido sobresaltos graves en dos días han hecho que las grapas actúen bien, las heridas del estomago y de las manos casi han desaparecido. Merche se encuentra mucho mejor, la paliza que recibió no fue muy grande y las magulladuras están desapareciendo rápidamente.

Menos mal que esto no está teniendo un ritmo frenético, menos mal que podemos descansar y que tenemos estos momentos de tranquilidad, si llegamos a traernos a las perras esto podría ser un paseo de domingo como los de antes. De hecho, nos hemos planteado salir con ellas un día de estos.

Después de comer, llego el momento, vamos a comprobar cómo están la hermana de Merche y su marido. Vamos a ir más allá de la manzana que forma nuestra parcela de bloques y lo vamos a hacer andando. Hemos preparado la pistola y el G36, llevamos un cuchillo de cocina y un martillo, usaremos las armas de cuerpo a cuerpo antes que las de fuego, no queremos que la calma se acabe por meter más ruido del necesario. Nos vamos a mover por los jardines hasta donde podemos, pegados a los edificios, tendremos que tener cuidado porque no sabemos la situación de los demás edificios, trataremos de entrar por la puerta trasera de su edificio, la que da a sus jardines, con suerte estera abierta y no tendremos que ir por una calle principal ni pasaremos al lado del Mercadona.

Salimos de casa por la puerta del jardín, comenzamos haciendo el mismo movimiento que el día que colocamos la batería en la valla, que por cierto, no hemos tocado y no sabemos como esta. Nos pegamos a los edificios y fuimos avanzando, esta vez con algo más de rapidez, confiábamos en que de verdad no hubiese mucha gente. Cuando llegamos a la valla nos quedamos perplejos, había una docena de pájaros muertos a los pies, un gato mutado, tenía el cuerpo muy parecido al perro de hace unos días y las garras le habían crecido tanto que las llevaba desplegadas y debía de andar sobre ellas, lo curioso es que no imponía tanto, al ser más pequeño el desarrollo había sido menor, no creo que llegase a doblar su tamaño normal. Estaba cerca de una zona de la valla bastante machacada, es como si antes de morir hubiera estado mordiendo y golpeándola una y otra vez sin importarle las descargas hasta que se quedo enganchado y la descarga fue continua.

- Voy a comprobar si hay corriente - le dije a Merche mientras me acercaba a la zona donde habíamos pillado las pinzas - está seca - le comente mientras chocaba los polos de las pinzas uno con otro y no había reacción alguna.

- Con todo lo que hay aquí no me extraña - me comento mirando a los pájaros y el gato muerto.

Recogí las pinzas y me acerque corriendo al garaje para dejarlas en un sitio a mano, si las necesitábamos mejor cerca que lejos. Cuando volví vi a Merche agazapada y haciéndome señales de que fuera tranquilo y en silencio.

- ¿Qué pasa? - le pregunte mientras me agachaba a su lado.

- Mira - me dijo señalándome al fondo de la calle.

Al fondo de la calle lo que vi fue un rebaño, sí, un rebaño de ovejas andando, corriendo, en el césped delantero de las casas pastando.

- ¿Ovejas? - pregunte alucinado. - ¿Qué hacen aquí?

La respuesta era evidente, estamos rodeados de campo y seguramente se habrían escapado de alguna granja o de algún pasto, quizás alguien las había alterado y habían acabado aquí.

- Chist - Merche me pidió que guardara silencio - no son las ovejas lo que me ha llamado la atención. - continuo mientras me señalaba a uno de los garajes - mira.

Me fije en el punto que me señalo Merche, la verdad es que describirlo se va a quedar corto y no trasmitirá lo que vivimos en ese momento, pero lo intentare. Estábamos a plena luz del día, los garajes cerrados son oscuros pero reciben una luz tenue natural, sobre todo si las puertas están abiertas. En el garaje se comenzaron a ver pares de lucecillas, o eso parecían, rojizas, amarillas incluso había algunas verdosas. En total conté cinco pares de luces. Se comenzó a oír un ligero gruñido que iba en aumento y con el eco de los edificios parecía como una segadora que se iba acercando. En poco tiempo el eco era bastante desagradable y los gruñidos se multiplicaron. Las ovejas comenzaron a estar nerviosas, algunas salían corriendo en varias direcciones, un grupo de ellas vino hacia nosotros y, cuando nos sintieron, se quedaron paralizadas y acorraladas, sentían peligro en las direcciones por las que podían huir. En cuestión de segundos asistimos a una caza salvaje en toda regla, como las de los documentales de la televisión, del garaje salieron como balas cinco perros enormes, un par de Pastores Alemanes, un Pitbul, un Rottweiler y lo que parecía un chucho, y volvemos a lo mismo, parecía porque era una masa caótica de piel desarrollada, agujeros con forma de cavernas y piel bastante desagradable. Los cuatro perros que pudimos distinguir no tenían a penas pelo y su desarrollo no era tan exagerado como este ultimo que tenía toda la pinta de ser el dominante. Según iban corriendo a por las ovejas este iba lanzando ladridos, o algo parecido, a los demás perros, les tiraba bocados si le adelantaban, llego a coger a uno de los Pastores por el cuello en plena carrera y le arranco la cabeza de cuajo por el mero hecho de ponerse a su lado. Al llegar al primer grupo de ovejas, solo dos de ellos se centraron en ellas, comenzaron a perseguirlas, a matarlas anárquicamente, no era una caza normal, donde eligen al mas débil y lo matan para comer, estaban matando a todas las que podían pillar. El perro dominante continúo corriendo seguido del Pitbul, se acercaron a un pequeño grupo de ovejas y el primero las envistió como si de un tráiler se tratara, comenzaron a saltar trozos de oveja por todos lados. Pudimos ver cómo iba dando zarpazos a todo lo que tenía cerca, desgarrando y cortando todo lo que se ponía a tiro. Cuando paso el pequeño grupo, continuo corriendo hacia el grupo que teníamos al lado, nos acurrucamos mas y flipamos con la visión, el perro dio un salto tremendo y cayó en el centro del grupo comenzando su festín, llevaba tal frenesí que sin darse cuenta, y sin que le importara demasiado, rajó a su compañero de arriba abajo dejando caer todos sus intestinos en la calle, en pocos segundos acabo con todo el grupo, se quedo un momento inmóvil mirando hacia nosotros, nos ocultamos y comenzados a prepararnos por si acaso.

-Joder, joder - dije acojonado. - No vamos a tener un puto respiro.

Pero no pasó nada, el perro cogió un par de ovejas, o lo quedaba de ellas y se marchó. Los dos perros que quedaban cogieron sendas ovejas y le siguieron en dirección opuesta a nosotros, subieron una de las calles y se alejaron.

- Espero que se vayan bien lejos - dijo Merche.

- Yo también - contesté aliviado - ¿vamos?

- Yo creo que sí - confirmo Merche después de asomarse.

Salimos por la puerta del jardín y corrimos en línea recta hacia el siguiente jardín dejando a nuestra derecha la zona de caza. El espectáculo era dantesco, la calle había cambiado de color y había trozos de oveja por todos lados. Por un momento nos pareció oír los ladridos de los perros pero eran lejanos y enseguida se apagaron.

Espero que realmente sea lejos.

Llegamos al siguiente jardín, este a diferencia del nuestro no está cerrado con verjas y es bastante más grande, esto significa que hay bastantes más bloques juntos. Hicimos el mismo proceso, nos pegamos a los edificios y andamos rápidamente, cuando llegábamos a las esquinas de los edificios nos parábamos un momento y mirábamos a todas las ventanas que teníamos a la vista. De momento no había ninguna señal de vida.

- Nos quedan tres edificios antes de llegar a la callejuela que da al jardín trasero de la casa de tu hermana - le comente a Merche.

- Vale, sigamos - me dijo, la note nerviosa.

Pasamos el primer edificio, llegamos al segundo y nos paramos de nuevo, sentí como Merche me tiraba de la camiseta.

- Mira. - Me estaba señalando una ventana. - Ese tío nos está mirando.

- ¿Donde? - pregunte. - Joder - no me hizo falta que me lo dijera, en el edificio de enfrente había un hombre, de unos cuarenta años, que tenía los ojos clavados en nosotros.

No supimos qué hacer, cuando fuimos a reaccionar incorporándonos decididos a acelerar el paso y perdernos hacia nuestro objetivo, el hombre reacciono y con cara de terror cerro las cortinas y bajo la persiana en un segundo. Nos quedamos atónitos.

- Ese tío no es un infectado. - Me atreví a afirmar mientras no salía de mi asombro.

- Si nosotros le damos miedo, no lo creo. - Me dijo Merche mientras sonreía.

- ¿Me estás diciendo que yo no doy miedo? - le respondí mientras cogía el g36 y ponía cara de "Rambo". Comenzamos a reírnos, menos mal que no hemos perdido el humor. - Vamos a casa de tu hermana, ya nos preocuparemos de él en otro momento.

Continuamos, no sin echar algunas miradas hacia atrás, no teníamos ganas de que nos sorprendiera, estuviera infectado o no. En poco llegamos a la entrada del jardín. Ayude a Merche a saltar la verja, le pase todos los trastos que llevábamos y salté yo.

- Vamos a darnos prisa - me dijo Merche - estamos perdiendo mucho tiempo y la noche se nos va a echar encima.

Asentí y comenzamos a avanzar pegados a los edificios. Tenemos tres edificios por delante, es poco camino afortunadamente pero hay que hacerlo rápido y con cuidado.
Al pasar el primer edificio nos dimos de bruces con una escena desalentadora. Vimos a un hombre y una mujer que se había colgado desde una ventana, habían preparado dos cuerdas, las habían atado juntas y se arrojaron de la mano tres pisos abajo quedando colgados a la altura de la ventana del primer piso. Mucha gente se debía de estar rindiendo, no comprendían lo que pasaba, estando en esos edificios habían vivido de cerca muchas cosas que nosotros solo llegamos a oír, seguramente habrían visto otras tantas que les hicieron perder la esperanzo muy pronto y decidieron acabar juntos y con sus propios medios, no en manos de unos psicópatas asesinos y sanguinarios.
Dejamos los cuerpos atrás y continuamos avanzando, esta vez más rápido. No pude evitar mirar alrededor, a lo largo del jardín. Lamentablemente la historia se repitió varias veces, unos colgados otros simplemente se habían arrojado contra el suelo, algunos se deberían haber retorcido de dolor y muerto lentamente ante el golpe. Por fin llegamos a la puerta del edificio, estaba abierta totalmente.

- Bueno, vamos para allá. - nos dijimos tratando de infundirnos un poco de ánimo.

Nos metimos los dos en el edificio, el olor era tremendamente fuerte. Subimos el primer tramo de escaleras y llegamos al descansillo del portal. Las puertas de las casas estaban abiertas pero no parecía que hubiera nadie, decidimos cerrarlas por si acaso. Subimos al siguiente piso, según íbamos avanzando empezamos a ver que las escaleras estaban comenzando a cambiar de color, los escalones tenían cada vez más sangre y al llegar al descansillo del segundo piso vimos el origen. Había tres cuerpos acribillados, rodeados de casquillos y sobre enormes charcos de sangre, eran los vecinos de ese piso. Los soldados los habían ejecutado allí mismo, uno de ellos estaba atado a la barandilla, a sus pies estaba una mujer y en la puerta del piso cercano a las escaleras había otro cuerpo. Estaba claro que el hombre estaba infectado y los soldados quisieron contenerle atándole y luego ejecutándole, la mujer debió intentar evitarlo y se la llevaron por delante, el cuerpo de la casa no podemos deducir el porqué, quizás trato de atacar a los soldados, quizás decidieron ejecutarlo también "por si acaso", mejor no pensarlo.

Nos repusimos y continuamos al tercer piso, la puerta de la casa de la hermana de Merche estaba cerrada, no así la de enfrente, de la que salía un olor asqueroso.

Volvimos a cerrar la puerta, pasamos de aventurarnos en otro peligro.

- No puedo abrir la puerta - me dijo mientras trataba de meter la llame en el bombín
- es como si hubieran roto la llave para evitar que se abriera.

- ¿Has llamado? - pregunte mientras miraba la calle desde la ventana de las escaleras.

- Sí, el timbre no funciona y he dado varios golpes. - respondió, y se quedo en silencio pensativa mientras miraba la pared.

- ¿Qué pasa? - volví a preguntar.

- Mira - respondió mientras me señalaba una zona de la pared.

Escrito en la pared con una navaja podíamos leer "Moral AG 239", estaba claro, ambos se habían ido a casa de la madre de Merche. Por lo menos lo habían intentado, hace unos días.

- Cuando lleguemos a casa, si hay internet, mándales varios mails a todos para que te confirmen si están allí o no. - Le dije a Merche.

- Sí, vámonos rápido a casa y lo hago lo antes posible, también voy a intentar llamarles.

Bajamos las escaleras y salimos al jardín, cuando fuimos a pasar las puertas de la verja oímos un golpe tremendo pero muy seco. Nos dimos la vuelta y una persona se arrojaba desde su ventana en un tercer piso, al caer vimos que había otro cuerpo a su lado, comenzó a retorcerse de dolor y a chillar. Un ladrido profundo se oyó en la esquina, seguido de otros dos, no pudimos evitar salir corriendo.

Cuando llegamos a casa nos cerramos a cal y canto, nos tiramos en el sillón y tratamos de descansar un poco, Merche cogió el ordenador y mando varios mails, cuando acabo cogió su teléfono móvil y trato de llamar a su hermana.

- ¿Si?... che... com... ...as... Mer... - era todo lo que pudo oir antes de que se cortara.

Unas lágrimas salieron de sus ojos.

- Era mi hermana, estoy segura, yo creo que si han llegado a casa - dijo llorando.

Estuvo un rato así, el alivio de saber que seguían vivos la hizo sentir tal alegría que no pudo contenerse. Cenamos y nos fuimos a dormir.

Esta mañana he estado preparando todo para salir, tengo que contactar con mis padres, la última vez que hable con ellos no tenían muchas intenciones de moverse de casa y de mi hermana no sé nada, vive en Tarragona y no respondió al mail que la mandé.

Llevo toda la tarde repasando mentalmente todo lo sucedido, estoy muy cansado, estamos muy cansados. Tenemos que hacer algo con los tres perros que hay por fuera, no sabemos si se acercaran aquí o no pero parece que tienen su campo de caza en la zona. Además, he visto pasar unas vacas por delante de casa, después de las ovejas no me ha extrañado, pero una de ellas tenía una herida tremenda en la pata trasera.
Si hay caza, hay cazadores, si hay cazadores, hay peligro.

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